<strong>La Mesa Aconcagua, el Agua y el Día de la Mujer</strong>

La Mesa Aconcagua, el Agua y el Día de la Mujer

El año 2018 comenzaron a reunirse las Juntas de Vigilancia con directivos de ESVAL, y las autoridades de la DGA, DOH, MOP y SEREMIS, para acordar la distribución de las aguas del río entre las diferentes secciones, asegurando un caudal que permitiera el llenado del embalse Los Aromos para abastecer el consumo humano urbano de las ciudades costeras de la Región de Valparaíso. Así nació la Mesa Aconcagua, que definió –además- un plan de obras destinado a lograr un uso más eficiente del recurso hídrico, que tuvo un enfoque netamente productivista, sin la mirada de los territorios, sin medir las consecuencias para el ecosistema. Durante un tiempo estos acuerdos fueron respetados, hasta que la escasez empezó a apremiar. En el año 2021 la red de movimientos socioambientales que pronto se transformaría en la Coordinadora Defensa Akunkawa, denunció ante el MOP que, entre fines de marzo y mediados de mayo, se estuvieron restringiendo las compuertas de los regantes, para abastecer el embalse Los Aromos a través de los canales Waddington y Ovalle, tiempo durante el cual no escurrió ni una sola gota hacia el embalse. Tras la visita de activistas con videos y pruebas de lo que estaba ocurriendo al Ministro Moreno, titular de Obras Públicas de la época, el agua inundó los canales al día siguiente. Nunca supimos qué pasó con los miles de metros cúbicos que misteriosamente desaparecieron durante 40 días. El agua ya se estaba transformando en un valioso botín, y las reparticiones decididas entre cuatro paredes se volvían manifiestamente oscuras.

A inicios de 2022, en la primera cuenta pública del Gobernador Regional, Rodrigo Mundaca, representantes de la Coordinadora Defensa Akunkawa se hicieron presentes –sin invitación- para interpelar a la autoridad a implementar con urgencia una de las consignas de su campaña, la democratización de la toma de decisiones en relación al agua. La demanda más concreta fue la apertura de la Mesa Aconcagua para que en ella pudieran ser escuchados también los pequeños regantes, los APR’s, los movimientos socioambientales y los habitantes del territorio en general. 

También durante 2022 entró en vigencia la ley 21.435, que otorga al Estado facultades para intervenir las Juntas de Vigilancia y redistribuir las aguas según las prioridades que establece la nueva ley: Consumo humano y saneamiento, subsistencia, funciones ecosistémicas y, finalmente, funciones productivas. Durante el año pasado la DGA emitió diversas resoluciones, ordenando a las Juntas de la primera y segunda secciones, horarios de cierre de compuertas para permitir el paso del agua hacia las secciones siguientes y hacia el embalse Los Aromos. La negativa de los dirigentes de la primera sección a acatar totalmente dichas resoluciones ocasionó ardientes declaraciones, amenazas, un clima tenso, y finalmente la decisión de la DGA de suspender el seccionamiento del río y las funciones de las Juntas de Vigilancia, mediante resolución emitida el 31 de enero de 2023.

La Mesa Aconcagua Ampliada ha sesionado ya cuatro veces: la primera en Los Andes, la segunda en Catemu, la tercera en La Cruz, y la más reciente, el martes pasado, en Concón. Además de un panel de autoridades regionales, se congregaron campesinos, regantes, dirigentes de APR’s y activistas. En cada uno de estos encuentros se han reunido alrededor de cien personas, para muchas de las cuales es primera vez que tienen la oportunidad de conversar cara a cara con el Gobernador, Alcaldes, Directores Regionales de Servicios Públicos, un Gerente de Esval o el Presidente de una Junta de Vigilancia. Durante la jornada, todos los sectores presentes tuvieron la oportunidad de compartir su realidad, expresar sus opiniones, hacer preguntas y demandar respuestas. 

Dolorosos testimonios dieron cuenta de una realidad que grita por justicia y ha sido sistemáticamente invisibilizada. La escasez de agua y su distribución mercantilista no está provocando solamente pérdidas económicas. Campesinos que por generaciones han venido cultivando la tierra, criando animales y sosteniendo una producción local de alimentos, gritan –y hasta lloran- su desesperación. Una forma de vida está seriamente amenazada, también la soberanía alimentaria y la biodiversidad de nuestra cuenca. El presente está complejo, ni hablar del escenario que estamos heredando a las generaciones futuras.

Constatamos que cuando se permite que privados tomen decisiones sobre asuntos tan esenciales como este, son postergadas y pisoteadas las necesidades de quienes no tienen voz. Se hace manifiesto un Estado ausente que no fue capaz de prever esta crisis a la que hemos llegado con la estructura de decisiones de las últimas décadas, y que hoy, a cada pregunta responde con un Plan de obras –consistente básicamente en embalses que no se sabe con qué agua se habrían de llenar-. 

Podrá haber quienes piensen que en estas reuniones no se toman decisiones, que sólo tienen un efecto catártico y que tal vez estamos aún muy lejos de lograr cambios que se necesitan con extrema urgencia. Se entiende que muchos acuden a la reunión con la esperanza de salir con respuestas a sus demandas, porque se entiende también que esas demandas son legítimas y no pueden esperar.

Por ahora, nosotros creemos que en esta reunión se lograron varios puntos que debemos abrazar y celebrar:

  • Una reunión que partió con un tono duro y rupturista, fue evolucionando hacia un diálogo más respetuoso y empático. 
  • La declaración de “No estamos en guerra, queremos cuidar nuestro río y la vida campesina”, sirvió para ayudar a que unos y otros entendiéramos el lugar de dolor desde donde hablaba cada cual, que finalmente era el mismo para casi todos. 
  • Poco a poco se instala la necesidad de no solo decidir cómo repartir el agua cada vez más escasa, sino también mirar la salud de la cuenca y buscar soluciones que no atenten contra el equilibrio ecosistémico, sino que apunten a su recuperación. 
  • Consumo humano no es solo el consumo urbano; agricultura campesina no es lo mismo que agroindustria exportadora; el agua no “se pierde en el mar”; los humedales son vitales para sostener la vida y la conservación de las napas; el caudal ecológico es un imperativo y no se puede permitir que continúe la plantación de monocultivos en laderas de cerros; el Agua no es un “recurso”, es vida; fueron algunos puntos que quedaron establecidos.
  • Quienes subsisten gracias al escurrimiento del río, sea para abastecer los pozos de los APR’s, sea para regar, sea para el consumo familiar o para sostener su pequeña producción agrícola o sus animales, sufren el mismo dolor a lo largo de las cuatro ex – secciones del río. Esta no es una disputa entre unos y otros.
  • Redondeando las cifras, el 50% de la demanda total de agua de la región de Valparaíso corresponde a frutales mayores (mayoritariamente paltas y uvas). Del resto, alrededor de un 10% se usa en minería, cerca de otro 10% en consumo humano urbano, y el 30% restante tiene que alcanzar para el consumo humano rural, la agricultura familiar campesina, la de pequeños productores agrícolas y la agroindustria exportadora. Se va haciendo claro que las restricciones no se están aplicando de manera equitativa; se va abriendo el camino hacia una nueva mirada.
  • Los habitantes del territorio tenemos muy claro que las decisiones que tomen las autoridades tienen efectos inmensos en nuestras vidas. Por esta razón, entendemos que es nuestro derecho y nuestro deber hacernos parte de este proceso y de todos los que afecten nuestra forma de vida, nuestra salud, nuestra economía, nuestro medioambiente y nuestro futuro.

“Nuestro”, “Nosotros”, son palabras que resuenan. Nos llaman a pensar y actuar de manera colectiva y colaborativa. Muchos de los testimonios y opiniones durante la reunión provinieron de mujeres que han asumido roles en sus comunidades, que aportan un matiz que hasta hace poco no era visible. Con la mirada conciliadora de quien sabe de cuidar y proteger la Vida, con la fuerza y la creatividad acumulada por eras, y hoy se asoman en tiempos de crisis. La fuerza femenina es potente y amorosa a la vez. Es luz y es garra, es entrega y sabiduría. En este 8 de marzo, un reconocimiento a todas las mujeres que tejen redes, construyen puentes, abren espacios y nos dan esperanza.

Paula Rodríguez Jiménez

Coordinadora Defensa Akunkawa

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